Deja que mis manos revoloteen sobre tu cuerpo
rozando suavemente, van la yemas de mis dedos,
atizando lentamente la leña de tu fuego
no detengas su camino, aunque te consuma el sueño.
Déjalas libres como mi pensamiento
que liberen de la mente y el alma
la fantasía y el deseo,
derrochando la lluvia de mis entrañas
sobre tu sudoroso cuerpo.
No cierres tus labios,
que de sed me estoy muriendo
mira que no soporto mirarte tan cerca y tan lejos
ahora que si me provocas,
tomo tus labios y tu cuerpo
haciéndote mío eternamente y por completo
excitante es la iniciativa de navegarte
cuando tu estas durmiendo…
MORUS
¡Oh la lá! como diría un francés.
Navega mi niña
que el bote está repleto
de grandes acontecimientos.
Tus manos rosas deshojadas
son para mi perfume
de rocío mañanero.
No duermo, me estoy haciendo
me gusta la brisa suave
de tu respirar lento.
Tus caricias sobre mi cuerpo
descubren como zoólogo
al animal que llevo dentro.
No duermo estoy atento
siento tus labios ardientes
como hoguera sanjuanera
que recorre los caminos
de mi universo
No duermo, estoy ¡despierto!.
Leonor.
jueves, 23 de julio de 2009
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